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¿Qué es exactamente el estrés y cómo clasificarlo?

El estrés es la tensión que se crea entre las expectativas que tenemos acerca de la vida y lo que ocurre en un plano distinto del nuestro propio.

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Si asumimos nuestras actividades como liberadoras y esperanzadoras de bien vivir nos mantendremos en estrés verde, eutrés o estrés saludable. Es la tensión que nos saca cada mañana de la cama con optimismo y ganas de vivir las experiencias que tendremos por delante. Si, por el contrario, asumimos nuestras actividades por llevar a cabo como perentorias u obligaciones que nos superan en cuanto a nuestras capacidades y oportunidades, entramos en el campo del estrés amarillo, naranja o rojo según la intensidad de la tensión creada. También lo denominamos distrés o estrés malo.

Hemos podido sistematizar tales expectativas en estos niveles por colores y determinar el grado de riesgo que corremos de afectar nuestra salud integral, ya que en la medida en que avanzamos en el espectro de colores nuestra fisiología se va alterando hasta entrar en modos perjudiciales a nosotros mismos o estados fisiopatológicos que alteran nuestro equilibrio mental, físico, social y espiritual, como ya muestran miles de investigaciones en el mundo entero.

Al tratarse de disparadores internos basados en nuestras expectativas, resulta conveniente examinar el tipo y calidad de respuesta personal que generamos en cada nivel o color del estrés que nos embargue. Así, si mantenemos una constante ansiedad porque nuestro sistema interior está desbalanceado por recuerdos o vivencias amenazantes, tenderemos a ir en la dirección de colores amarillo, naranja y rojo, con las consecuencias esperadas en tales estados y que veremos más adelante. Por ello, es sumamente importante atender a cuáles son nuestras emociones, sentimientos, pensamientos y acciones, tanto conscientes como inconscientes, que son los impulsores de la ruta que seguirá nuestro cuerpo en relación al mal del siglo XXI: el estrés malo o distrés.

Veamos a continuación cómo clasificamos nuestros estados mentales y fisiológicos frente a las demandas individuales, familiares, laborales, amicales, sociales, financieras, de ocio y espirituales que nos trazamos en la vida:

ESTRÉS VERDE (EUTRÉS)

CÓMO RECONOCERLO

Es la tensión que ocasiona la vida cotidiana para que podamos realizar lo necesario para vivir saludables, celebrando el vivir como tal. En nuestro discurso interior afirmamos algo así como “la vida es un reto interesante y yo lo puedo afrontar, resolver y disfrutar los resultados”. En general la experiencia vital es de bienestar y optimismo, sin síntomas físicos, emocionales o mentales vinculados al estrés.

QUÉ MEDIDAS TOMAR

Manténgase en ese optimismo e increméntelo con alimentación inteligente*, haga ejercicios, meditación y practique alguna tradición ancestral ecológica (yoga, permacultura, etc). Es conveniente pertenecer a grupos o realizar talleres vinculados al mejoramiento continuo de la persona.
*Consulte especialistas de última generación.

ESTRÉS AMARILLO (DISTRÉS I)

CÓMO RECONOCERLO

Algunos hechos son asumidos como amenazantes, tanto si son externos, como la relación laboral, de pareja, condiciones económicas, etc, como si se trata de experiencias internas: ansiedad por culpa, alguna enfermedad crónica, recuerdos traumáticos… En este caso, solemos asumir el discurso interno como: “Hay cosas amenazantes que me estresan y me cuesta superar”. Suelen presentarse síntomas ligeros u ocasionales como mal dormir, dolores de cuello o espalda, ansiedad por comer, beber y/o fumar, sensaciones de ahogo, disminución del rendimiento laboral (estudiantil), desacuerdos frecuentes con otros. Si el disparador o estresor se mantiene, se alteran nuestros mecanismos de compensación del equilibrio vital y pasamos rápidamente al estrés naranja…

QUÉ MEDIDAS TOMAR

Practique meditación, relajación, ejercicios físicos, alimentación inteligente, reposo y distracciones frecuentes. Consulte especialistas si no disminuye el estrés.

ESTRÉS NARANJA (DISTRÉS II)

CÓMO RECONOCERLO

La amenaza se hace constante y se extiende más allá del disparador, llegando a considerar que “la vida es un desastre y mi propia seguridad corre un grave peligro”, convirtiéndose en señales de verdadera alarma para nosotros, y el cuerpo lo acusa. Síntomas: insomnio; los dolores de cabeza y/o articulares, bajo rendimiento; otras personas lo notan: “Algo te pasa, no eres el mismo…”, discusiones y mal humor se convierten en reyes del entorno, en el trabajo y en la casa. Generalmente es pasado por alto porque la gente lo atribuye a simple mala voluntad y no a que su organismo se encuentra modificado por la acción del estrés. Es frecuente el uso de fármacos, alcohol o drogas.

QUÉ MEDIDAS TOMAR

Acuda a especialistas en estrés (médicos, coachs, terapeutas, vinculados entre sí) y siga sus instrucciones.

ESTRÉS ROJO (DISTRÉS III)

CÓMO RECONOCERLO

Aparecen enfermedades específicas según las disposiciones genéticas de debilidad funcional. La mayoría de las enfermedades o su agravamiento forman parte de esta lista, incluyendo tanto físicas como emocionales y mentales. Las más frecuentes son: Depresión, Trastorno de Ansiedad con hipertensión, gastritis, alergias, cáncer, diabetes, artritis, ACV, alcoholismo. Las relaciones con los seres queridos generalmente están seriamente resquebrajadas por la condición mental de que “nada sirve ni funciona, estoy muy mal y me siento completamente perdido.”

QUÉ MEDIDAS TOMAR

Es urgente que cuente con asistencia especializada, no restringida al campo médico tradicional sino que el equipo que lo atienda cuente con especialistas en estrés, para que diseñen una estrategia que le permita superar tan grave estado y lo lleven progresivamente al nivel de eutrés o estrés verde, a fin de no recaer con otra o la misma enfermedad.

Dr. Luis Arocha Mariño. Junio, 2016.