Estrés
El estres es nominado como el gran mal del siglo XXI. Y tal consideración no es exagerada, puesto que el estres subyace en la raíz de la gran mayoría de las enfermedades que padecemos los seres humanos; y en la actualidad se incrementa cada día más movido por el caudal de exigencias que la vida moderna ofrece como complicaciones del progreso:
Grandes ciudades, contaminación, tráfico, más horas de trabajo, supercomunicación presente, demandas sociales, familiares y personales a granel.
El estres está muy vinculado a las percepciones e interpretaciones que hacemos de cuanto nos acontece, en un mundo donde cada uno requiere procedimientos de adaptación y transformación para lograr el bienestar y la felicidad. Por ello, el estrés también es una experiencia privada que se traduce en manifestaciones físicas y mentales que ofrecen un mapa para que el especialista determine el grado de riesgo para poner en peligro la salud y la propia vida. Veamos a continuación una clasificación sencilla y útil para conocer y reparar los daños ocasionados por el estrés, elaborada por el equipo especializado del CEDES:
Estres: Es la tensión que ocasiona la vida cotidiana para que podamos realizar lo necesario para bien vivir. En nuestro discurso interior afirmamos algo así como “la vida es un reto interesante y yo lo puedo afrontar y resolver”. En general la experiencia vital es de bienestar y optimismo, sin síntomas físicos, emocionales o mentales vinculados al estres.
Estres ligero: Algunos hechos son asumidos como amenazantes, tanto si son externos a nosotros como la relación laboral, de pareja, condiciones económicas, etc, como si se trata de experiencias internas: ansiedad por culpa, alguna enfermedad crónica, recuerdos traumáticos… En este caso, solemos asumir el discurso interno como “Hay cosas amenazantes que me estresan y me cuesta superar”. Suelen presentarse síntomas ligeros uocasionales como mal dormir, dolores de cuello o espalda, ansiedad por comer, beber y/o fumar, sensaciones de ahogo, disminución del rendimiento laboral (estudiantil) por debajo del potencial acostumbrado, desacuerdos frecuentes con los seres queridos.
Si el disparador o estresor se mantiene, se alteran nuestros mecanismos de compensacióndel equilibrio vital y pasamos a
Estres moderado: La amenaza se hace constante y se extiende más allá del disparador, llegando a considerar que “la vida es un desastre y mi propia seguridad corre un grave peligro”, convirtiéndose en señales de verdadera alarma para nosotros, y el cuerpo lo acusa. Se vuelve cotidiano el mal dormir, transformándose en insomnio; los dolores se vuelven la norma, el rendimiento se menoscaba y las otras personas lo notan y destacan: “Algo te pasa, no eres el mismo…”, los desencuentros, discusiones y mal humor se convierten en reyes del entorno, en el trabajo y en la casa. Generalmente es pasado por alto porque la gente lo atribuye a simple mala voluntad y no a que su organismo se encuentra modificado por la acción del estres. Es altamente frecuente el uso de fármacos automedicados o indicados por profesionales que no manejan suficientemente los rasgos y soluciones específicas del estres.
Estres severo: Aparecen enfermedades específicas según las disposiciones genéticas de debilidad funcional. La mayoría de las enfermedades o su agravamiento forman parte de esta lista, incluyendo tanto físicas como emocionales y mentales. Las más frecuentes son: Depresión, Trastorno de Ansiedad con hipertensión, gastritis, alergias, cáncer, diabetes, artritis, ACV, alcoholismo. Las relaciones con los seres queridos generalmente están seriamente resquebrajadas por la condición mental de que “nada sirve ni funciona y yo estoy perdido”
Y, ¿cómo superar al estres, este terrible mal?
Afortunadamente, contamos con alta tecnología que pone a nuestra disposición estrategias y técnicas que hacen lejano el día en que requeríamos hurgar en fastidiosos antecedentes de infancia, para lograr que nuestra disposición anímica y cognitiva favorezca un cambio en la percepción y el apresto fisiológico que lleve rápida y efectivamente a retornar al eutrés o tensión sana para el bien vivir, ajustándolo a las necesidades y características específicas de cada quien. Entre ellas conviene destacar la creación de un foco de atención hacia el valor de vivir, la coherencia cardíaca, la Neuroestimulación bilateral alterna (N.E.B.A), el mindfulness, la respiración consciente, el gym cerebral y otras que permiten, en pocas semanas, reencuadrar la actitud vital frente a las demandas de un mundo de hoy caracterizado por retos en ascenso y que fácilmente pudiese llevarnos, sin darnos cuenta, al estres, el gran mal del siglo XXI.
CEDES
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AUTOR
Dr. Luis Arocha Mariño. Médico psiquiatra. Creador de la metodología NEUROCODEX y del CEDES (Centro de Estudios y Dominio del Estrés). Coordinador de I&D de ILACOT.
Nota: Algunos acentos pueden haber sido eliminados por compatibilidad con ciertos exploradores
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