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El arte y la ciencia de INTELIGENCIAR

Lo que hemos llamado hasta ahora “inteligencia” no es un sustantivo o un adjetivo, en realidad se trata de una acción mental, energía, pues, la cual incide sobre las variables mentales. Es por ello que, sincerando el proceso, hablamos de INTELIGENCIAR. Veamos en qué específicamente consiste.

Denominamos inteligenciar al proceso mediante el cual transformamos las percepciones que tenemos en archivos de memorias útiles para la sobrevivencia, la creatividad y el posterior uso, cualquiera que este sea, tanto interno (pensamientos, emociones, sentimientos y acciones del organismo) como externo (como movimientos, gestos, voz, etc). De esta manera describimos un mecanismo común a todas las diversas formas de inteligencia propuestas hasta ahora, como el caso de H. Gardner quien popularizó 8 inteligencias o Goleman con sus inteligencias emocional y social o las más recientes aproximaciones como el hablar de inteligencia colectiva. Sostenemos que nuestra definición subsume cualquier propuesta que implique la participación humana.

Procedamos a hacer un sencillo ejercicio. Pensemos en una palabra cualquiera, por ejemplo, “casa” (el amigo lector puede ir haciendo el ejercicio con alguna otra que él elija). Al pensar y decir en voz alta “casa”, nuestro cerebro disparó automáticamente una serie casi infinita de posibilidades de conexiones sinápticas, es más, tal sucesión ya venía ocurriendo desde que iniciamos la lectura del ensayo y así pudiéramos retrotraernos hasta donde, arbitrariamente, decidamos detener las asociaciones. Lo que quiero destacar es que los inicios y los finales de las cosas son propiedades de la mente humana y no de la naturaleza en sí; principio importante para entender lo que sigue.

Desmenuzando el proceso mediante el cual realizamos la transformación inteligenciar describiré ahora los pasos o secuencias generales que seguimos en dicha transformación, los que hemos de leer sin que implique exactamente esa secuencia, ya que en la medida en que conectamos circuitos (millones en segundos), lo que se crea es una espiral sistémica donde se pierde el orden inteligentemente programado para entender y se crean subsistemas de realimentación que actúan en forma integrada. Los pasos, o quizá más bien estancos, subprocesos o miniestados, que describiremos son: Ubicación, focalización, comparación, eliminación, identificación, categorización, vinculación, jerarquización, análisis (descomposición), síntesis (comprimir), temporización, integración  y recreación (innovar).

UBICAR: Al leer la palabra “casa” nuestro cerebro busca en su mapa de realidad cual sector de ella pertenece a la asociación creada con anterioridad en la experiencia y determina la extensión correspondiente en los diferentes módulos cerebrales encargados de las funciones matrices: Pensamientos, Emociones, Sentimientos y Acciones (a partir de ahora P.E.S.A.), según el contexto en que nos encontremos elegirá un módulo predominante y guía para lo que sigue. Si recuerdas la casa de los abuelos, es probable que una emoción venga a acompañar la integración mental. FOCALIZAR: Y allí ya tu cerebro comenzó a centrar la atención al COMPARAR con la plantilla virtual previa, que no es otra cosa sino los giros que todo este proceso realizó ya en tiempos anteriores. Así, a velocidades inimaginables, tu mente (en realidad mente-cerebro) recorrió un río infinito, con vertientes por miríadas de significados, imágenes, sonidos, olores, sabores y algunas cosas más…deteniéndose, temporalmente, en una versión P.E.S.A. que te acomoda a lo que va a ocurrir a continuación y que tú tienes prefigurado en esa representación virtual, teatro de millones de espectáculos posibles e inverosímiles que constituye nuestra memoria. Así, sin que te hayas dado la menos cuenta, dejas por fuera, es decir, ELIMINAS  en ese instante la mayor parte de lo extremadamente rico de la experiencia de vivir para centrarte en lo que es motivo de tu interés. Ya allí puedes IDENTIFICAR exactamente de qué trata este asunto de una “casa” o de la asociación que elegiste inconscientemente a velocidades sorprendentes. Quizá en este momento es prudente recordarte que por cada 40 bites que procesa la mente consciente, el inconsciente se encuentra manejando ¡400 megabites! Tremenda diferencia que hace que sea lugar común encontrarnos pensando, sintiendo o haciendo algo que no queremos o imposibilitados de llevar a cabo algo que deseamos profundamente. Todo ello porque estamos en manos de nuestro inteligenciar previo. Ese elemento que te permite hacer consciente el que sabes que es una casa y concretamente en cual(es) cas(s) estabas pensando resultó posible gracias a que lo incluiste en categorías correspondientes, es decir, CATEGORIZASTE el significado cognitivo, afectivo y pragmático del vocablo, lo que te llevó, automática y cibernéticamente hablando, a VINCULAR ese extracto de experiencia a otros y al JERARQUIZAR las clases y el hecho mismo te detuviste en algún estado de experiencia. Por caso, yo me detuve en “la casa de los abuelos”, recorriendo mentalmente sus galerías y habitaciones, produciéndome una alegre nostalgia de una niñez asombrosa y refulgente, frente a la omisión de cualquier otra casa que nos acompañó hasta ahora en la aventura de vivir. Así puedo DESCOMPONER creativamente las diferentes facetas de mis recuerdos, SINTETIZÁNDOLOS e INTEGRÁNDOLOS en una nueva versión de aquella casa e incluso, ubicándolo en la dimensión TIEMPO según el énfasis en el momento focalizado, reformulando una nueva casa en mis deseos y aspiraciones, abriéndome así al acto CREATIVO, mientras pienso en el diseño de una nueva casa en tiempo futuro.

De esta manera el INTELIGENCIAR constituye junto a la ATENCIÓN  los dos procesos claves en la designación de nuestra dimensión interior, virtual, teatro de versiones múltiples o simplemente mente como la hemos llamado hasta ahora, la que no es otra cosa sino el modo particular de estar en mundo. Es por ello que bajo la lupa escrutadora de NEUROCODEX nos proponemos la simplificación pragmática de estos recursos naturales que nos proporcionan la posibilidad de vivir consciente y ecológicamente orientados a la salud, el bienestar, la alegría, la armonía y la coconstrucción de un mundo vivible para todos.

Como hemos señalado insistentemente en otros lugares, NEUROCODEX contempla una filosofía, moral y ética, una epistemología, una metodología científica de investigación y transformación positiva del vivir, un modelo de posibilidades humanas expresado en una estructura de personalidad o Modelo Estándar de la Condición Humana, una tecnología virtual que se traduce en una caja de herramientas para el dominio personal y la influencia con integridad, un conjunto de métodos de gestión y control de la calidad espiraladamente chequeada; así como un conjunto de vías para hacer posible, frente a la realidad arbitrariamente dividida por el lenguaje y la mente consciente, una integración transdisciplinaria del acto de vivir, alineando nuestra P.E.S.A. con las versiones de dimensiones o realidades compartidas por el ser humano: La intrapersonal, la social, la material y la espiritual.

Hasta ahora, iniciamos las siguientes vías de aproximación a las aplicaciones de NEUROCODEX al vivir cotidiano: Dominio personal, Influencia con Integridad, liderazgo, gerencia, coaching, educación y formación, terapia y evolución humana integral, como autopistas de desarrollo en nuestro mundo arbitrariamente dividido en oficios, profesiones y especialidades.

Esta es la gran misión de NEUROCODEX.

Luis Arocha Mariño. Octubre 2012.