Marx y el socialismo del siglo XXI (I)
Marx y el socialismo del siglo XXI. A la luz de los avances en el conocimiento filosófico, científico y humanístico podemos reconocer que Carlos Marx cometió un error garrafal que entre otros efectos desastrosos, ha dejado una secuela de cientos de millones de muertos.
Se trata de haber confundido el concepto de contradicción con lo que son polaridades de un espectro. Tómese el siguiente ejemplo: “Bebo y no bebo agua”, “Camino y me quedo parado”, son ejemplos de verdaderas contradicciones, siempre y cuando exista simultaneidad temporal y espacial. “Amo y esclavo”, “capitalista y comunista”, “obrero y patrón” son polaridades de un espectro. En el primer caso, es decir las contradicciones, no hay posibilidad de convivencia entre los elementos involucrados, son opuestos, incompatibles, ENEMIGOS per se… Y es aquí donde el pobre Carlos (lo llamo pobre porque hay que entender que en su tiempo, tanto la lógica como las neurociencias y las ciencias sociales estaban MUY, PERO MUY ATRASADAS) metió la pata hasta el fondo, precursor de convertir a sus seguidores en los peores asesinos, maltratadores y fracasados de la historia de la humanidad, al seguir estos últimos sus premisas absolutamente falsas. Como es conocido en lógica, de premisas falsas pueden derivar conclusiones verdaderas (qué terror, ¿no?)
Que “amo y esclavo”, “capitalista y obrero” eran contradicciones, enemigas e irreconciliables fue su mayor pecado, ya que en realidad se trata de polaridades en un espectro continuo, caracterizado por una dinámica sistémica que obedece a una estructura de VALORES preestablecidos, donde la convivencia armónica o no dependerá de la actitud subjetiva y social que se asuma. Idealmente, los acuerdos acerca del tipo y calidad de relaciones sociales y económicas a las que se llegue. Hoy por hoy, y gracias a las neurociencias y las ciencias sociales, entre otras disciplinas, podemos saber que se trata de relaciones potencialmente infinitas y COMPLEMENTARIAS. Así, podemos ver y entender como un obrero noruego o sueco vive mejor que un profesional venezolano… sin tantas contradicciones…
Derivado del error garrafal cometido por Marx, es frecuente escuchar las palabras favoritas de los hipnotizados por su lógica ramplona: “ENEMIGOS”, “LUCHA DE CLASES”, “DESVIACIONES”, “LÍDER (por cierto, führer en alemán) NECESARIO”, “REVISIONISMO”, “REACCIONARIO”, “REFORMISTA”, “CORRECCIONES”, traidores, conspiración… Todas ellas deducidas y deducibles de la supuesta contradicción –que terrible, eh!- y que constituyeron el marco conceptual que sirvió de paranoia y fracaso a los distintos “experimentos comunistas” hasta ahora llevados a cabo. Revísese Rusia, China (donde la explotación de los obreros hoy día es bestial, casi el retorno de los siervos de la gleba), Corea del Norte, Cuba, etc.
También es importante destacar que para los sostenedores de tal lógica sofista elemental, sus conclusiones son reales, nada que ver con tesis aproximadas; no, son tan reales como la salida del sol. Luego es evidente la maldad de los que no desean TANTO bien para la humanidad…
Por otro lado, y como complemento, los estudios sobre estados alterados de conciencia muestran como las lógicas ramplonas acompañadas de efectos no verbales (arengas, empatía, ritmo) inducen un estado de conciencia de fe ciega en las personas desprevenidas, lo cual suele ser el arma estratégica básica de las personas que lideran movimientos y que revolucionarios, amparándolos en condiciones carismáticas que van desarrollando al tener una gran facilidad de aprendizaje externo (sobre todo el comportamiento ajeno). No crea el lector que estas características son exclusivas de los movimientos de izquierda, tanto en la derecha como en “el centro” los hemos tenido peorcitos (Hitler, Mussolini, Pinochet, Franco, J. V. Gómez). Así que no es una condición o conciencia socioeconómica lo que está en juego, es puramente neurología individual y psiconeuropatología social!!! (“cosas veredes, Sancho”).
Si queremos de veras aprovechar esta oportunidad que se presenta en Venezuela de un nuevo concepto HACIA LA JUSTICIA Y EQUIDAD SOCIAL, es importante aprender de estos errores y proponer alternativas, de lo contrario recorreremos el mismo barranco harto conocido.
En próximo artículo (parte II) presentaré algunas opciones inspiradas en las disciplinas científicas y humanísticas que permitieron descubrir los desaciertos del precursor Carlos Marx, manteniendo la posible intención inicial positiva del creador intelectual: acuerdos, a plena satisfacción de las partes, en el tipo y calidad de relaciones sociales y económicas, a partir de ahora.
(*): Catedrático en psiquiatría, UCV y autor de textos especializados en PNL.
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